"El último gran mago" (Gillian Armstrong) es la última cinta basada en la magia, concretamente en el personaje de Harry Houdini, uno de los prestidigitadores más famosos de todos los tiempos. El mago ofrece una recompensa a quien sepa comunicarse con su fallecida madre, reto que aceptarán una farsante llamada Mary y su hija, Benji.

La película está protagonizada por Guy Pearce y Catherine Zeta-Jones, una pareja que no llega a tener la garra que requiere toda historia de amor. Pero no creo que sea culpa de ellos. La historia no llega a enganchar, no tiene la fuerza suficiente como para que el romance entre los protagonistas cobre credibilidad. La actriz es muy guapa, el actor es carismático y la niña (Saoirse Ronan) no lo hace nada mal para ser tan pequeña, pero el ambiente general es tedioso y poco sugerente. Como resultado, tenemos un filme entretenido, con su pizca de humor y de intriga, pero no tiene la magia de la que presume.
Además, cuando se hace una película aprovechando el tirón que el género ha producido, se arriesga a que haya comparaciones, y ya se sabe... las comparaciones son odiosas, y en este caso, negativas. Así, "El ilusionista" tiene un guión lleno de magia y suspense, que "El último gran mago" evidentemente, no tiene.

En resumen, si quieres verla un miércoles por la tarde que estés aburrido en tu casa, por mí perfecto. Pero para gastarte el dinero un viernes por la noche, yo apostaría esta semana por el cine español o por el teatro, y no por la historia de un mago de tres al cuarto.